21 PARA ESCUCHAR OTRA MÚSICA
Una vez más asistimos a una sala de cine para ver uno de tanto films relacionados a los casinos, las cartas, perdedores y ganadores. Gente joven que busca la solución de sus problemas desde el elemento dinero gracias al cual puedes ser quien eres en realidad.
La fortuna no es cuestión de suerte sino de cálculo.
Actuaciones sólidas entre las que destacan las de Kevin Spacey y Lawrence Fishburne, dos monstruos de la actuación fortalecen la trama aunque la misma pareciera deambular entre la frivolidad y lo superficial de las relaciones que se establecen. Insostenible ante el detalle de que es una historia impresionante que está contando Ben Campbell ante quién le puede aprobar o no una beca estudiantil, en algún momento su compañero de estudios le expresa que salir con Jill Taylor cuenta como una historia impresionante por si misma. La escena aunque de relleno no pasa inadvertida para la segunda mirada atenta si de los detalles. Desde el punto de vista narrativo resulta un manchón en el guión.
Lo que me parece inobjetablemente valioso en este film es la banda sonora seleccionada para la misma aunque en algún momento pareciera no encontrar pausa posible. Es un film de fin de semana en casa con palomitas de maíz para superar el domingo que nunca termina.
Una vez más asistimos a una sala de cine para ver uno de tanto films relacionados a los casinos, las cartas, perdedores y ganadores. Gente joven que busca la solución de sus problemas desde el elemento dinero gracias al cual puedes ser quien eres en realidad.
La fortuna no es cuestión de suerte sino de cálculo.
Actuaciones sólidas entre las que destacan las de Kevin Spacey y Lawrence Fishburne, dos monstruos de la actuación fortalecen la trama aunque la misma pareciera deambular entre la frivolidad y lo superficial de las relaciones que se establecen. Insostenible ante el detalle de que es una historia impresionante que está contando Ben Campbell ante quién le puede aprobar o no una beca estudiantil, en algún momento su compañero de estudios le expresa que salir con Jill Taylor cuenta como una historia impresionante por si misma. La escena aunque de relleno no pasa inadvertida para la segunda mirada atenta si de los detalles. Desde el punto de vista narrativo resulta un manchón en el guión.
Lo que me parece inobjetablemente valioso en este film es la banda sonora seleccionada para la misma aunque en algún momento pareciera no encontrar pausa posible. Es un film de fin de semana en casa con palomitas de maíz para superar el domingo que nunca termina.
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