Según un personero gubernamental, encargado de coordinar lo relativo al mundillo de literario del estado; en este estado no hay escritores. Aceptemos el detalle que el personero en cuestión no pertenece al círculo de escritores (o al menos de los que leen). Aceptemos que no sabe donde se reúnen los escritores ni en qué momento se encuentran. Aceptemos el detalle de que no somos escritores a tiempo completo o en el peor de los casos aceptemos que la mayoría de los escritores somos aficionados a ciertos hábitos que no son bien vistos por este personero del gobierno regional.
De todo lo anterior consideremos que no somos escritores a tiempo completo pues debemos proveer a nuestras familias en el ahora con el pan nuestro de cada día. No obstante hay un trabajo, una impronta que se ha mantenido en el tiempo y que se continua labrando con pequeños pasos. Pues bien acá trataremos de señalar algunos autores, solamente a aquellos que se dedican a la narrativa o a la poesía (dejaré de lado los ensayistas y dramaturgos para que no digan que es un asunto de resentimiento) y las actividades que realizan para que no sea invisibilizada una labor que se ha venido desarrollando en los últimos años en esta comarca, tal como la llamara Harry Almela citando las palabras de nuestro poeta Miguel Ramón Utrera.
Erasmo Fernandez: poeta, poeta, poeta.
Harry Almela: docente, crítico, editor, poeta.
Alberto Hernández: periodista, docente, poeta.
José Gregorio Correa: docente, poeta,
Eleazar Marín: docente, narrador, actor.
Efrén Barazarte: docente, articulista, poeta.
Manuel Cabeza: Bibliotecólogo, poeta, narrador, buen conversador y memoria de elefante.
Guillermo Cadrazco: poeta, comerciante, bibliotecario.
Gloria Dolande: educadora, narradora, coordinadora de talleres literarios.
Astrid Zalazar: educadora, narradora, coordinadora de talleres literarios.
El Chino Romero: educador, poeta.
Carmen Campos: educadora jubilada, narradora.
Carmen Virginia Rodríguez: promotora cultural, poeta.
Jorge Gómez: editor, narrador, diseñador gráfico.
Rafael Ortega: corrector, entrevistador, narrador.
Leonardo Maicán: educador, articulista, narrador
William Hernández: promotor cultural, poeta.
Otros nombres: Isabel Ribas, Sandino Marín, Yadira Pérez, Alberto Hernández Cobo, Maria Luisa Angarita, Héctor Bello, Roberto Santana, Eduardo Daboín, Paul Forigua, Julia Liendo, Miriam Kassen, Carmen Alida Mendez, Mac Bembo y otros tantos que dejo de lado porque ya la memoria me falla y ellos todos no son la negación de una situación.
Acá están entremezclados la vieja y la nueva generación porque eso poco importa para quien redacta esta nota. Lo que sí se quiere destacar es estos autores de historias imaginadas o reales seguro tienen a la mano otros nombres que se me han escapado o he obviado. Es decir, entiendo que en mi hay un grado de ignorancia pero al saberlo entiendo qué y a quién pedir ayuda, y no me voy a sumergir en la excusa por demás infantil de negar aquello que desconozco.
Al personero del gobierno regional encargado de dirigir la ya disminuida Coordinación de Literatura del estado Aragua se le ha escapado el sector literatura de las manos. La mirada personalista y hasta mezquina le impide ver más allá de lo que es evidente y se le olvidó una cosa, los escritores tenemos un orgullo que nos impide ir a chupar medias a un mediocre que llega por compadrazgo a una oficina de importancia para un colectivo que existe y continua trabajando a pesar de las circunstancias personales y gubernamentales.
De todo lo anterior consideremos que no somos escritores a tiempo completo pues debemos proveer a nuestras familias en el ahora con el pan nuestro de cada día. No obstante hay un trabajo, una impronta que se ha mantenido en el tiempo y que se continua labrando con pequeños pasos. Pues bien acá trataremos de señalar algunos autores, solamente a aquellos que se dedican a la narrativa o a la poesía (dejaré de lado los ensayistas y dramaturgos para que no digan que es un asunto de resentimiento) y las actividades que realizan para que no sea invisibilizada una labor que se ha venido desarrollando en los últimos años en esta comarca, tal como la llamara Harry Almela citando las palabras de nuestro poeta Miguel Ramón Utrera.
Erasmo Fernandez: poeta, poeta, poeta.
Harry Almela: docente, crítico, editor, poeta.
Alberto Hernández: periodista, docente, poeta.
José Gregorio Correa: docente, poeta,
Eleazar Marín: docente, narrador, actor.
Efrén Barazarte: docente, articulista, poeta.
Manuel Cabeza: Bibliotecólogo, poeta, narrador, buen conversador y memoria de elefante.
Guillermo Cadrazco: poeta, comerciante, bibliotecario.
Gloria Dolande: educadora, narradora, coordinadora de talleres literarios.
Astrid Zalazar: educadora, narradora, coordinadora de talleres literarios.
El Chino Romero: educador, poeta.
Carmen Campos: educadora jubilada, narradora.
Carmen Virginia Rodríguez: promotora cultural, poeta.
Jorge Gómez: editor, narrador, diseñador gráfico.
Rafael Ortega: corrector, entrevistador, narrador.
Leonardo Maicán: educador, articulista, narrador
William Hernández: promotor cultural, poeta.
Otros nombres: Isabel Ribas, Sandino Marín, Yadira Pérez, Alberto Hernández Cobo, Maria Luisa Angarita, Héctor Bello, Roberto Santana, Eduardo Daboín, Paul Forigua, Julia Liendo, Miriam Kassen, Carmen Alida Mendez, Mac Bembo y otros tantos que dejo de lado porque ya la memoria me falla y ellos todos no son la negación de una situación.
Acá están entremezclados la vieja y la nueva generación porque eso poco importa para quien redacta esta nota. Lo que sí se quiere destacar es estos autores de historias imaginadas o reales seguro tienen a la mano otros nombres que se me han escapado o he obviado. Es decir, entiendo que en mi hay un grado de ignorancia pero al saberlo entiendo qué y a quién pedir ayuda, y no me voy a sumergir en la excusa por demás infantil de negar aquello que desconozco.
Al personero del gobierno regional encargado de dirigir la ya disminuida Coordinación de Literatura del estado Aragua se le ha escapado el sector literatura de las manos. La mirada personalista y hasta mezquina le impide ver más allá de lo que es evidente y se le olvidó una cosa, los escritores tenemos un orgullo que nos impide ir a chupar medias a un mediocre que llega por compadrazgo a una oficina de importancia para un colectivo que existe y continua trabajando a pesar de las circunstancias personales y gubernamentales.